Parte 1
6 de Julio, concluyó la jornada electoral 2009 y la participación ciudadana se reporta arriba del 44% una cifra muy superior a la esperada para ser unas elecciones intermedias. En general, no se reportaron grandes incidentes, ni operativos de compra o coerción del voto.
La apuesta Panista fue ligar esta elección a la gestión presidencial de Calderón y la confrontación directa contra el PRI. Tal parece que ni una ni la otra, fueron la estrategia correcta. Por un lado, porque el Gobierno panista se encuentra en guerra abierta contra el narco y el saldo es la inseguridad generalizada. Dicen combatir la crisis económica y después de verse afectada, además por la crisis sanitaria, parece que estamos en el punto más crítico de la misma. Por otro lado, la confrontación del “muchacho pendenciero” no tuvo eco en el PRI y la gente apartidista no vio con buenos ojos esta provocación. Además, los panistas reciclaron los antiguos métodos de selección priísta, esto no fue bien recibido por los liderazgos locales panistas.
Al PRD la pelea interna lo fue desgarrando poco a poco, hasta un punto en que está a nada de desmembrarse. La muestra es lo que sucedió en Ixtapalapa: al dejar fuera a la candidata de López Obrador por una decisión legal; él decide que apoyará al candidato del PT y no a la sustituta del PRD. Apareció personalmente en los anuncios del PT y Convergencia, con lo que su partido, el PRD se encuentra más que dispuesto a expulsarlo por dividir a sus seguidores y traicionar al partido por el que fue candidato presidencial.
Pero qué hizo bien el PRI en esta ocasión? En primer lugar se alió con el partido verde, un partido que ha tomado la bandera de los jóvenes, quienes lanzan una campaña mediática agresiva como la pena de muerte a los secuestradores y con figuras del espectáculo como Maite Perrioni (ex integrante del grupo Rebelde). En segundo lugar lanzan candidatos jóvenes en municipios y distritos, considerados bastiones panistas. En tercer lugar, la dirigencia priísta se abstuvo de confrontar directamente al líder panista y contestó con la campaña Primero México. En ella pudimos ver candidatos afirmando que ante los ataques, contestamos con propuestas y nosotros no vamos a dividir al país. Por último, supo aprovechar su dominancia territorial con sus gobernadores para ratificar sus estados y en los que tenía que luchar frente al PAN, envió a conquistar a su nueva figura más visible: Enrique Peña Nieto.
Pero no todo el pastel se pudo comer el PRI, hubo tres rebanadas faltantes: Una, que parece le arrebató el PAN en el último minuto: Sonora. El electorado sonorense castigo el manejo del gobierno local sobre el incendio de la guardería en Hermosillo. La otra es el gran ausente en la estructura priísta sigue siendo el Distrito Federal. La gran concentración urbana parece ser el coco del PRI, y requiere cambios, cambios urgentes para prepararse para la siguiente contienda presidencial.
La tercera rebanada se la comió el voto nulo con un 5.8% de la votación nacional, pero que en el Distrito Federal crece al doble 10.83% es decir que, la ciudad de México es la que más inconforme está con todos los partidos políticos nacionales y exige una nueva opción política, un nuevo sistema político que sea más abierto, más participativo y más ciudadano. No cerrado, limitativo y excluyente como lo es ahora.
